dijous, 8 de març del 2012

Hijas de Lilith y de Eva

La prueba de que Dios no es infalible, es que se equivocó eligiendo a las mujeres que quiso dar a Adán como pareja, pues desde el mismo momento en que supuestamente fuimos creadas, nos hemos rebelado. Primero fue Lilith, creada en igualdad al hombre según el Talmud judío. El Génesis I: 27: "Y Elohim creó a Adán en su imagen, en la imagen de dios él lo creó; hombre y mujer él los creó". Nos cuenta que Lilith no quería seguir con Adán y se fue del Paraíso. La tradición la dibuja siempre "desnuda, con una larguísima melena rizada y roja, sentada sobre la concavidad de la media luna".
Visto que Lilith no resultó la compañera ideal, hicieron aparecer a Eva en la biblia; la creó Jehová de una costilla de Adán, o sea, no era un ser autónomo como Lilith, era parte del primer hombre. Pero aún así, Eva poseía una gran libertad de pensamiento, era una investigadora en toda regla y contaba con una curiosidad científica muy desarrollada que la llevaba a experimentar con lo que había en la Naturaleza, llegando a los límites de lo permitido con "el árbol de la ciencia del bien y del mal". Tuvo su castigo y fue expulsada del Paraíso junto a Adán, quien jamás le perdonó tener que aguantar una vida tan trabajosa desde entonces.

Ironías aparte –sabemos que el humor sirve para aliviar sufrimientos–, el hecho es que a Lilith la hicieron desaparecer y Eva pasa por ser la perdición de la humanidad. A tenor de la imagen de subordinación de las mujeres a los hombres que han transmitido las religiones, Jehová tuvo mala suerte y Adán mucho más, porque decimos con razón que las religiones –nada que ver con la pulsión espiritual de las y los humanos– son un vehículo creado para sacralizar la dominación de las mujeres quienes para defender y demandar nuestros derechos, nos hemos tenido que enfrentar al mismísimo Dios.
Los patriarcas se cuidaron de construir un tupido tapiz de discriminaciones y opresiones. Han querido hacernos creer que las mujeres no estamos, no creamos, no contamos, no tenemos referencias de género..., pero siempre ha habido mujeres que se han filtrado por las pocas rendijas que encontraban. La historia está recorrida por mujeres inteligentes, fuertes y luchadoras como la faraón Hatshepsut, la griega Aspasia, la alejandrina Hypatia, la emperatriz bizantina Teodora, la árabe Jadiya, Hildegarda de Bingen, Christine de Pisan y tantas otras. Y miles de mujeres catalogadas como brujas y asesinadas por ello, cuando eran mujeres al margen del poder patriarcal. Desde la Ilustración, muchas mujeres lucharon por los derechos civiles y políticos, como Mary Wollstonecraft, Olimpia de Gouges y las parisinas de la revolución, las Pankhurst, Sojourner Truth y las mujeres de Séneca Falls, Pardo Bazán, Concepción Arenal, Clara Campoamor, María Zambrano, la keniata Wangari Maathai o la mozambiqueña Graça Machel. Y así somos, científicas y artistas, campesinas y profesionales, políticas, obreras o paradas… porque somos diversas. La humanidad necesita modelos a seguir a modo de espejos en los que mirarnos que nos muestran el camino a recorrer. Siempre han existido mujeres que han desafiado con su comportamiento el orden patriarcal, no importa lo difícil que fuera. Tan pacífica como tenazmente, hemos ido consiguiendo derechos. No nos han regalado nada, ha sido producto de negociaciones y presión, en la calle y en los foros internacionales.

Actualmente, las mujeres que luchamos en nuestra juventud por conseguir nuestros derechos, estamos viendo como están siendo puestos en peligro con la excusa de la crisis. Desde esta tribuna conmemorativa del 8 de marzo, decimos que estamos más que dispuestas a empezar de nuevo a defenderlos con determinación, y en esto estaremos junto a las jóvenes que no quieren retroceder a épocas pasadas. Lo intentarán, pero nos encontrarán dispuestas a defenderlos, y lo haremos una y otra vez y todas las veces que haga falta, tenemos muchos modelos de mujeres que han hecho avanzar nuestras sociedades y nuestros derechos ,porque no se puede poner barreras a las ansias de libertad y dignidad. Antes las sufragistas y ahora las feministas tomamos el relevo porque venimos de una antigua estirpe: somos dignas hijas de Lilith y de Eva.
Nina Parron